Vida Jurídica. Pequeños despachos
UNA NOTA DISCORDANTE FRENTE A LAS ESTAFAS
Carlos Javier Galán dirige el despacho Alberche Área Jurídica
CARLOS CAPA. Madrid.
Carlos Javier Galán se descubre, desde el primer momento, como hombre de claras y limpias ideas que a veces recorren agrestes y un tanto rocosos espacios, quizás en personificación de ese río Alberche con el que ha querido denominar a su despacho. De primeras, ya advierte no ser “abogado vocacional”, sin que por ello oculte su pasión por el oficio de la toga. En cierta evocación humanista, cree que “la abogacía no puede tratarse sólo como un negocio. Tratamos con seres humanos, con sus derechos y sus sentimientos y eso hay que tenerlo presente”.
Deudor de ese concepto, valora la independencia y por ello ha preferido el formato del despacho de marca personal antes que otras modalidades de la abogacía. “Sin que unas sean mejores que otras. Cada uno debe situarse donde se encuentre más cómodo y para todos hay un espacio”.
Deudor de ese concepto, valora la independencia y por ello ha preferido el formato del despacho de marca personal antes que otras modalidades de la abogacía. “Sin que unas sean mejores que otras. Cada uno debe situarse donde se encuentre más cómodo y para todos hay un espacio”.
Sin dejar de reivindicar la generalidad del oficio, desde sus primeros pasos se ha volcado en el Derecho Laboral y a las pymes, “una de las actividades más exigentes, ya que requiere una actualización constante y mucha práctica cotidiana”, explica. Autor de varias obras y profesor de la materia, recurre a “ser muy práctico tanto en el ejercicio como en la docencia”, deslindando sus valoraciones personales de la aplicación de las medidas existentes.
A pesar de ello, se muestra crítico con una reforma laboral “que ha llegado tarde para algunas medidas de flexibilidad que hubieran ahorrado despidos de aplicarse en su momento” y que “está precarizando y deslaboralizando el mercado de trabajo”, con realidades como la de los “falsos autónomos”.
También, como las verdades del barquero, nos hace ver que para fomentar el emprendimiento de verdad hay que desbrozar el camino más allá de la propaganda. “Difícilmente se puede emprender un nuevo proyecto si la Seguridad Social te persigue desde el minuto uno con deudas derivadas de anteriores fracasos empresariales, legalmente concluidos, o si se ofertan subvenciones que luego carecen de presupuesto para hacerlas efectivas”, explica el letrado.
Animado a proponer soluciones, le sobra hacernos ver lo evidente como si fuera el cielo infinito de la tierra castellana. “Hay que escuchar a los protagonistas, empresarios y trabajadores, antes de tomar medidas”.
A pesar de su reconocido prestigio como laboralista, lo que ha hecho a Carlos Javier Galán un abogado mediático en los últimos años es su quijotesco combate a los estafadores que, aprovechando la falta de regulación de los préstamos no bancarios, han tejido miserablemente redes de fraude para apropiarse de los escasos bienes de los atenazados por la crisis y por la indolente falta de regulación por el Estado de leyes de “segunda oportunidad”.
El “no poder decir que no” a un amigo le hizo ponerse sobre la pista de lo que se ha revelado como una “trama organizada” de estafas. Su constancia y habilidad legal ha conseguido ya que la Audiencia Nacional, después de años de abusos, haya tomado cartas en el asunto. Los múltiples reconocimientos que la labor de este letrado viene desarrollando en esta materia son un estímulo importante que, incluso en términos de advertencia, le quieren colocar los que ven su criminal negocio peligrar.
Desde Alberche Área Jurídica, Carlos Javier Galán se ha propuesto seguir un camino como abogado que, a falta de exclusividad en su proyecto vital, se enriquece con sus otras vocaciones, como la escritura y la comunicación. Tremolando el pendón de sus valores: “Rigor, profesionalidad y cercanía”, sin olvidar ser, como titula a su blog, una nota discordante, se muestra sobriamente orgulloso de un despacho que, como decía Unamuno del castellano, pretende salir “labrado como la tierra y airoso como las alas”.